(Segunda parte del texto, publicado originalmente en enero de 2012 en el blog del autor de "Los Cisnes") Tras las emociones del día anterior, quedaba el plato fuerte: asistir al Swansea-Arsenal en el Liberty Stadium. Por la mañana, los nervios se iban incrementando, pese al tranquilo entorno que me rodeaba en la Marina de Swansea. Ángel Rangel salió de su vivienda con el traje oficial del club y se subió a su coche con la obligación de llegar dos horas antes del inicio del encuentro para evitar la multa. Salió con tiempo porque desde el parking del estadio hasta la entrada sabía que tendría que ir deteniéndose a hacerse fotos y firmar autógrafos a los numerosos fans que ya se encontraban en los alrededores del escenario del evento de la semana en Gales. Tuve el privilegio de vivir todos esos momentos a su lado, siendo consciente de lo que siente un futbolista de la Premier en los momentos previos a jugar uno de los partidos del año.
Cuando Ángel ya pasó a esos vestuarios en los que yo había estado la tarde anterior, tocaba comer en los aledaños del Liberty, donde familias y amigos también llenaban los diversos establecimientos. Es algo habitual en las Islas: la gente pasa el día en torno al partido. Y el aficionado es el epicentro sobre el que gira todo en el fútbol británico. Me contaron que una vez un árbitro esperó 15 minutos para que arrancara un choque porque se enteró que por problemas en los tornos se estaba retrasando la entrada de los asistentes al Liberty. Aproveché también para fijarme en todos los detalles de un estadio coqueto, moderno y no tan grande como me imaginaba. El escudo del cisne en negro destacaba sobre el gris de la fachada principal. Los aficionados compraban el interesantísimo programa de mano en pequeñas casetas (yo no fui una excepción y al acabar de comer comprobé que la casualidad quiso que una entrevista test a Rangel fuera parte de los contenidos de ese programa) o buscaban algún producto de merchandising en la boutique oficial.
Hacía bastante frío, aunque soportable si ibas bien abrigado, como era mi caso. Eso sí, mientras, te cruzabas con un Gunner que solo iba con una camiseta de manga corta con el nombre de Henry, el ídolo que volvía esa jornada a la Premier.Otro valor añadido para que aquella tarde fuera especial, ya que en mi única visita al Emirates el francés ya vestía la elástica del Barça, aunque sí pude disfrutarlo en el Bernabeu, cuando un gol suyo hizo que el Arsenal eliminara al Real Madrid de la Champions. Pese a la hora y el cielo semi despejado, la humedad se notaba sobre todo al cruzar el puente que hay sobre el río que pasa cerca de una de los laterales del estadio.
Faltaba media hora cuando entré al campo acompañado de una música puramente ‘brit’ que ya me ayudó a empaparme de ese ambiente que uno encuentra únicamente en un campo de los inventores del deporte rey. Mi sitio, detrás del banquillo de Wenger, era idóneo para captar todos esos detalles futbolísticos que se escapan al otro lado de la TV o en un asiento en lo alto de la grada. Gritos de los entrenadores, el sonido de los golpeos de balón, percibir esa intensidad en el juego o esa altísima velocidad en la circulación de balón…Estas dos últimos aspectos fueron los que más me sorprendieron. Ni por televisión ni en lo alto del Emirates lo percibí tanto como ese día casi a ras de césped.
En los prolegómenos, ya percibí el orgullo patrio, con dos hileras de niños haciendo el pasillo a los dos onces titulares con banderas del País de Gales, y con el espectacular cántico de su himno que hacía temblar el cemento bajo mis pies.
Arranca el partido. Consigo distinguir a través del cristal del banquillo a Almunia, Rosicky, Chamberlain y Henry en el banquillo visitante, y Wenger se pasa todo el encuentro de pie, dando órdenes y quejándose bastante de algunas decisiones arbitrales o errores de sus jugadores. Me sentía raro: soy gunner desde que tengo uso de razón, pero mi sentimiento hacia los ‘swans’ ha ido creciendo tanto que ese día me decanté por los locales. ¡Quién me lo iba a decir! Yo en un partido del Arsenal con el corazón pidiéndome un resultado en contra. Entonces, llegó el 0-1 muy temprano y pensé que habría goleada justo el único día que no quería, con la de decepciones que me ha dado el conjunto del norte de Londres en los últimos años. Pero poco a poco el Swansea le fue robando el balón a su rival. Que llegara pronto la igualada de penalti ayudó a que el choque cambiara de rumbo.
Curioso es que en 2003 el club gunner era el líder de la Premier mientras que el Swansea era último de la League Two, la cuarta y última categoría profesional inglesa, es decir, eran primero y 92º en el ranking profesional. Una década después, la diferencia en puestos se cuenta con los dedos de la mano y el estilo futbolístico de ambos es un placentero oasis en el tradicional kick&rush directo de las Islas. Y en ese duelo entre estandartes del ‘passing game’, el modesto representante galés salió victorioso en el resultado y en las formas. Histórico.
Ni saliendo la vieja artillería –Henry y Rosicky- pudo el Arsenal sacar algo del Liberty, pese a haberse adelantado muy temprano y a lograr empatar a 2 después. Henry mostró sus galones en cuanto piso el césped, mandando al capitán goleador Van Persie a la banda para ocupar él la posición de 9. Eso hizo que Rangel apenas tuviera unos pocos duelos con el mítico jugador francés.
La hinchada londinense trataba de empujar con sus ánimos desde el fondo de la portería donde atacaba su equipo en la segunda mitad, pero no podían con los atronadores cánticos galeses. Yo ponía los ojos en el césped pero mis oídos capturaban en estéreo aquel espectáculo de las gradas al que asistía boquiabierto. Rangel me comentó al final del partido que había sido el encuentro con mejor ambiente desde que él llegó al club en 2007. Me sentí un privilegiado por haber tenido esa suerte. Además de por el detalle que tuvo Ángel de saludarme y hacerme un gesto -capturado en el siguiente video- cuando salía del terreno de juego al final del vibrante encuentro.
Los familiares y el entorno de los jugadores esperamos tras el final en una sala amplia, situada en la primera planta, donde los televisores ofrecían imágenes del histórico Swansea 3 – Arsenal 2. Después, subí al segundo piso en ascensor junto a familiares de Ángel, tras saludar a Britton en una de las rectas cubiertas con moqueta roja que conecta las diversas salas del estadio. En una amplísima de ese segundo piso, decenas de seguidores hacían cola para que Rangel, Dyer y Lita les firmaran o se hicieran fotos con ellos. Lo dicho, el aficionado allí es lo primero y el club lo cuida. Pensé en cuanto tenían que aprender las entidades españolas justo cuando el televisor que había detrás de los tres jugadores del Swansea ofrecía el inicio del Sporting-Málaga. Se me había olvidado por completo que jugaba mi Sporting. En unos segundos, comprobé los once elegidos de Preciado y luego ya abandonamos el estadio, con otras cuantas paradas en el recorrido hasta el coche para que Ángel atendiera a los fans.
Del resultado del Sporting, me enteré en una céntrica calle de Swansea. Vi la alegría de los jugadores y de El Molinón tras el gol de Trejo. Estaba esperando por la cena que habíamos encargado. Enfrente, Sinclair cenaba con unos amigos en un restaurante con una normalidad absoluta. La gente debe estar acostumbrada a verlos a menudo. Después, recorrí las desérticas calles de la ciudad en medio de una noche profunda. Al día siguiente tocaba madrugar para deshacer el camino por carretera hasta el aeropuerto de Bristol. Me fui encantado con el fútbol inglés y con el Swansea, agradecido a Orlandi, Rangel y sus seres cercanos –especialmente a Xavi-, y sabiendo que echaría de menos aquella localidad galesa. Y en mis últimos segundos antes de entrar al aeropuerto, me despedí con una broma en inglés de la persona que horas después trasladaría a McEachran: “me voy de Swansea sin que me haya llovido en tres días y habiendo visto perder ¡UN! balón a Britton, ¡qué es esto!”. Nos sonreimos y fui matando las horas de espera leyendo uno de los libros deportivos que compré allí y pasando páginas de la prensa inglesa, con Ángel en el once ideal de la semana en la sección de deportes de uno de aquellos diarios. Así acabó mi historia, de la que no he contado todo lo vivido, pero sí he vivido todo lo contado.
Texto publicado por el autor de "Los Cisnes" en su blog en enero de 2012:
Mi cariño hacia el Swansea ha ido creciendo desde que empecé a seguir al equipo en 2007 en la League One (tercera categoría del fútbol inglés). Tanto que, por extensión, le fui cogiendo ese cariño a la ciudad sin saber nada de ella. Este viaje tenía un doble objetivo: asistir al Swansea-Arsenal y conocer tanto esta localidad galesa como el club como parte del proceso de escritura de "Los Cisnes". La aventura fue fugaz pero llena de vivencias que trataré de resumir en dos post. Aquí va la primera parte.
---13 Y 14 DE ENERO Mi primera experiencia fue acercarme a las sensaciones que debieron tener cualquiera de los futbolistas españoles en su viaje tras fichar por el club: en avión hasta Bristol y en vehículo hasta Swansea. Seguramente yo sea el único al que no le acompañó la lluvia ni en ese recorrido por carretera ni en mi estancia en una de las zonas más lluviosas del Reino Unido. Incluso disfruté del sol, un bien escaso y preciado por esas tierras que tanto me recordaron a mi Asturias natal. Aparte de mi sorpresa por el clima, pude tener el privilegio de desplazarme con la persona que poco después iba a encargarse de recoger a la última incorporación del equipo en el mercado invernal: McEachran. Una anécdota, la de ir sentado en el mismo vehículo donde estaría horas después la joven promesa, que ya me dibujó una sonrisa en mi cara. No hubo lluvia, pero sí desde el primer momento frío y humedad. En mi recorrido nocturno de llegada apenas percibía los letreros de la autopista -en inglés y galés- debido a los cristales empañados, aunque me dejaron divisar el puente que separa Inglaterra de Gales.
La ausencia de persianas contribuyó a que mi curiosidad amaneciera al día siguiente casi más que el sol para descubrir Swansea de día. Mi predisposición ya era grande, pero ver desde la ventana la bahía, las verdes montañas y un cielo azul casi despejado disparó mis niveles de encandilamiento hacia la ciudad. Por si fuera poco, solamente una ducha me separaba de ir camino al último entrenamiento del equipo antes de recibir al Arsenal.
Acompañado del propio Ángel Rangel y su familia, acudí al polideportivo donde los jugadores del Swansea comparten ducha junto a otros vecinos socios de esas buenas instalaciones, quienes son muy respetuosos, tal vez por estar acostumbrados. Allí desayuné a escasos metros de la mesa en la que lo hacía el cuerpo técnico del club y a medio camino entre ellos y algunos integrantes de la plantilla. Enseguida localicé entre los primeros a Brendan Rodgers y entre los segundos a Scott Sinclair, el héroe de Wembley. Poco a poco fueron llegando todos, conocí a un empleado del club especial para la familia Rangel (Eirian), saludé a Andrea Orlandi y a Leon Britton con quienes conversé brevemente antes de su sesión de trabajo, y luego crucé una pequeña carretera que separa el parking del polideportivo y el campo de entrenamiento para pasar un poco de frío (y eso que iba bastante abrigado) mientras observaba los distintos ejercicios.
Ya había algunos coches atravesados a primera hora en aquella pequeña carretera y sus dueños presenciaban de pie el entrenamiento. Se triplicaron a mitad de la sesión, cuando Brendan comenzó a ensayar diversos movimientos con el teórico once titular. Me gustaba aquella alineación, pero faltaba Orlandi entre los elegidos para que fuera completa. No había prensa, ya que el día fijado para que acudan y hagan entrevistas es el jueves.
Después del entrenamiento, tocó entrar en calor con un chocolate mientras hacía tiempo para esperar dos acompañantes de lujo. El primero Britton, ese centrocampista bajito que no pierde un balón, y el segundo el entrenador Brendan Rodgers, que me recibió con un tono cercano, cariñoso y bromista, atreviéndose a chapurrear algo en español. Esas dos conversaciones son algunas de las múltiples joyas en forma de recuerdos que me llevo de mi primera visita a Swansea. Posteriormente, el planning era comer, conocer la ciudad y pasar el resto del día con la familia de Rangel y la de Orlandi. Si ambos son grandes como futbolistas, lo son aún más como personas y tanto ellos como sus familiares se portaron conmigo de una forma increíble. Fue una lástima que Andrea se encontrara algo bajo de ánimos por haberse quedado fuera de la convocatoria.
El centro de la ciudad es bonito y pequeño, había poca gente por las calles para lo que se acostumbra a ver en España un sábado a esas horas, y lo que queda del castillo de Swansea destacaba en una de las calles principales, contrastando con una pantalla gigante que informaba de los resultados de la jornada futbolística en una plaza en la que también me llamó la atención que el imperio de Zara había llegado también hasta allí. Aproveché para comprar unos libros y el periódico más importante de Gales, puesto que el jefe de prensa del Swansea me había comentado que salía yo en él. Pude constatar que un jugador de la Premier puede llevar un día a día muy normal en Swansea, incluso horas antes de jugar ante todo un Arsenal. La mayoría de los aficionados les miran con tanta admiración como respeto, algunos se atreven a decirles algo y otros pocos no les ven o lo disimulan bien. La calidad de vida, además, es bastante alta, aunque hay que mencionar que las opciones de Swansea no son las de ciudades como Londres, Madrid o Barcelona. No se come igual que en España pero es fácil no extrañar demasiado en este aspecto. Asimismo, a partir de las cinco de la tarde cuesta encontrar establecimientos abiertos pero esos horarios favorecen una conciliación de la vida familiar con la laboral.
Tras conocer también el barrio de la Marina, donde viven muchos de los jugadores del equipo cerca del puerto deportivo, Ángel me hizo sentir un privilegiado. Menos de 24 horas antes del inicio del encuentro, pude conocer el Liberty Stadium. Era ya de noche, pero se podía percibir que era un estadio coqueto, moderno y menos grande de lo que pensaba. Mi primera sorpresa fue que en su interior adolescentes acudían a una 'party'. Después, disfruté como un niño recorriendo el túnel -adornado con cuadros de entrenadores y jugadores- hasta casi el césped, en medio de una oscuridad total que apenas dejaba asomar las gradas. Y aún quedaban más sorpresas: conocer el vestuario, con todas sus camisetas preparadas para el partido del día siguiente (enseguida localicé el 22 de Rangel o sonreí al comprobar que Britton y Allen se cambian juntos, ya que me imaginé a ambos combinando pases desde la caseta); y la sala donde los jugadores reciben la charla del entrenador, donde me llamó la atención una pizarra muy elaborada con el once titular del Tottenham, que había sido el último rival en visitar al Swansea. Después de ese gran momento, Ángel se fue a descansar con la incógnita de si le tocaría medirse a Henry y yo terminé el día viendo 'Match of the Day' en la BBC.
En 1998, el West Ham protagonizó
el traspaso más caro por un futbolista de 16 años, al pagar 400.000 libras al Arsenal
por Leon Britton. Su talento no escapaba tampoco de los ojos de los publicistas,
que le eligieron para encarnar en un spot a un supuesto Ryan Giggs adolescente.
La apuesta futbolística de los ‘Hammers’ no estuvo a la altura de la económica,
así que Britton, aconsejado por Frank Lampard -formado también en el West Ham y
con una breve cesión en el Swansea en su bagaje-, decidió irse cedido a Gales. Su
destino, en diciembre de 2002, fue el Swansea de la League Two.
Britton debutó con una derrota(1-0) en el campo del Exeter el 14 de diciembre de aquel año. El Swansea pasaría
aquellas navidades como el peor de los 92 clubes profesionales del fútbol inglés,
al ser el colista de la League Two. Junto a Britton, llegó un canterano del
Manchester United, Alan Tate, y semanas después se incorporó también Roberto
Martínez, que pronto se erigió en capitán y líder del vestuario. Los tres
fueron decisivos para obrar el milagro y salvar al equipo en la última jornada
de aquella temporada 2002-2003. Será casi imposible que aquel Swansea-Hull City
sea relevado por otro partido en el olimpo de los corazones de los aficionados ‘Jacks’.
De hecho, hicieron colectas para poder renovar a los pilares de aquella gesta.
Con los años, el Swansea fue
consiguiendo ascensos y su crecimiento culminó en febrero de 2013 en Wembley,
con la conquista de su primer gran título: la Copa de la Liga. En todas las
plantillas de los ‘Cisnes’ de la última década, incluyendo la actual, está
Britton, que ha defendido esa camiseta en las cuatro categorías. De extremo
derecho en la League Two en el viejo Vetch Field pasó a ser el eje del centro
del campo en el Liberty Stadium en la League One y Championship, pese a sus
escasos 1’68 metros de estatura.
Ese cambio de posición, clave
para la progresión del equipo para llegar a la Premier, fue ideada en 2007 por su
antiguo compañero de habitación y ex capitán, Roberto Martínez. Con el catalán
como mánager se instauró una nueva filosofía de juego representada como nadie por
las cualidades de ‘Little Britton’. Ese mediocentro que no pierde apenas
balones y que a sus 31 años ya les puede contar a los suyos que ayer fue capitán
de un Swansea europeo ante todo un Valencia prácticamente once años después de
haberse estrenado como profesional con los mismos colores, en una triste visita
a Exeter, en un frío sábado de mediados de diciembre de 2002.
El hispano-argentino Fede Bessone, uno de los protagonistas del libro, conserva hoy en día un texto que hace dos años le dedicó otro 'Cisne', Ángel Rangel.
Lo
peor que le puede pasara un partido de fútbol es que los
marcadores bostecen de aburrimiento con el resultado del 0-0. Sucede cuando
ambos equipos juegan igual de mal, o igual de bien. Cuando las tácticas de
juego son idénticas y el partido se bloquea porque no hay combinación posible.
El fútbol moderno corre el peligro de que el aburrimiento se pueda convertir en
tendencia. El mestizaje de estilo en el juego es lo único que puede salvar la
distancia que media entre un buen partido de fútbol y un partido aburrido.
Lo anterior viene a cuento porque el pasado verano, entre los
arranques patrióticoscon
el Peñón de fondoy los sobres marronesmarca España, leí con gusto el libro del periodistaPablo Gómeztitulado 'Los Cisnes' (Libros del K.O.) y
donde cuenta la peripecia de un grupo de españoles que llegó aSwanseapara desafiar el fútbol a la inglesa,
consiguiendo imponer su cuño entre pase y pase hasta ascender a laPremiere, o como se escriba.
Para quien no lo sepa, Swansea es una ciudad deGalescon lluvia y acantilados musgosos donde el
poetaDylan Thomasjugaba al suicidio. De él queda una
estatua, la de un niño con cara de borracho precoz y que se sienta al filo de
una silla. Un niño al queRobert Zimmermantomó su nombre prestado para
convertirse enBob Dylan. La otra estatua importante de Swansea
es de un futbolista:Ivor
Allchurch, chico dorado y miembro de laOrden del Imperio Británico. Ambidiestro veloz y
futbolista de disparo poderoso que ahora mira al frente, esculpido en bronce,
como si fuera el guardián de un templo. Está de brazos cruzados. A sus espaldas
se levanta un estadio cubierto de niebla y musgo.
Hasta estos parajes húmedos llegó un cuadro de jugadores
españoles que revolucionó el fútbol inglés. El libro de Pablo Gómez da cuenta
de todo esto, en un estilo ágil, desde la llegada deRoberto Martínezpara entrenar al club. El reportaje
arranca a la salida del aeropuerto donde espera una furgoneta blanca de ocho
pasajeros que conduce un talLakie, que además de chófer es el encargado de
enseñar ciertas palabras en inglés que no deben decirse a un árbitro si no
quieres que te expulsen. Su trabajo consiste en hacerle la vida más fácil a
todos los jugadores españoles que llegan al Swansea. Y lo consigue.
Desde la furgoneta que conduce el
amigo Lakie empieza la historia de un club que se fundó hace 100 años y que
Roberto Martínez llevódel
barro a las estrellas. El Swansea fue poniendo el marcador de
fiesta gracias al estilo de su entrenador español y por ello Roberto Martínez
fue distinguido comomejor entrenador del añoen
la categoría por laLeague Managers Association, o como se escriba.
Como esto enEspañaparece
que no tuvo la suficiente repercusión, el periodista Pablo Gómez ha levantado
acta testimonial del asunto con un libro que ha prologado el mismo Martínez. La
transformación de un estilo de juego en otro más bonito y más rentable, a golpe
de números en el marcador y pagado en libra esterlina, se impone.El Swansea City pasa a ser el Spanish Swanseacon
media docena de jugadores españoles en plantilla. Luego a Roberto Martínez le
ficharon otros clubes, pero la semilla quedó en un equipo donde, al día de hoy,
su nuevo entrenador,Laudrup, saca la consecuencia.
De todo eso, y otras cosas, va este libro con más de 400
páginas escritas por un periodista joven. Pablo Gómez, savia nueva para un
oficio que necesita también del mestizaje y del entusiasmo. Porque la verdadera
lectura de este libro va más allá de la furgoneta de Lakie. Más allá de las
anécdotas y las triangulaciones sobre el terreno de juego, más allá del bronce
de las estatuas y de la niebla que envuelve la historia alcohólica del hijo
predilecto de Swansea. Dylan Thomas. Porque lejos de la peripecia de un grupo
de españoles que alegran los marcadores, nos queda saber que hay otros mundos
posibles y queno hay una manera de jugar, sino tantas como balones.
Y que el proceso de transformación del estilo genera impaciencia y muchos pitidos
al principio, pero luego, cuando se impone, los marcadores hablan y celebran
los goles y la afición ya no quiere volver al fútbol de antes. Es para sentirse
un pelín orgulloso de lo del Swansea. Pienso.
* Artículo originalmente
publicado en el número 193 de GQ.
Este domingo se juega el primer derbi galés en la historia de la Premier. La rivalidad entre Cardiff City y Swansea City -como relata el libro "Los Cisnes"- es enorme desde que el 7 de septiembre de 1912 el Swansea se enfrentara precisamente a su vecino en el primer partido de la historia de los 'Jacks'.
Ahora, esa rivalidad aún se multiplicará por mil con la adrenalina competitiva que conlleva enfrentarse en la primera división del fútbol inglés. Como muestra, este VIDEO (o este OTRO) del derbi disputado en Cardiff en 2010 o este otro VIDEO en el que se observa el despliegue policial en las calles en un día de derbi.
Hay numerosas historias y anécdotas en torno al derbi galés a lo largo de tantos años. "Los Cisnes" te cuenta varias de ellas, como aquel triunfo copero de 2008 con gol de Jordi Gómez o la polémica celebración protagonizada por Gorka Pintado. El delantero estuvo a punto de ser sancionado por hacer el gesto del 'Swim Away' (el libro te acerca al origen de esta historia, que se recuerda hoy en día con cánticos).
En el libro se habla mucho del Swans Trust y de la iniciativa del Wall of Fame. Pues bien, el pasado fin de semana se celebró el acto en el que se añadieron otras 20 placas de jugadores históricos del Swansea.
Aquí tenéis algunas fotos (no incluidas en el libro) del polideportivo donde los jugadores del Swansea compartieron instalaciones y duchas con vecinos de la localidad galesa hasta febrero de 2013.
El polideportivo y el campo de entrenamiento estaban separados por el parking y una pequeña carretera.
El autor de "Los Cisnes" participó el 8 de octubre en el programa 'Marcador Diario' de Radio Marca, presentado por Raúl Varela, junto al ex jugador Marcelino Elena para analizar lo que significa para el Swansea la convocatoria de Michu con la Selección española.
Con motivo de la convocatoria de Michu por la Selección española, aquí os dejo fotos del archivo del libro "Los Cisnes". A la espera de que pose con la camiseta de España, posiblemente son las imágenes más cercanas a ese momento tan esperado por muchos aficionados.
Foto: Swansea Magazine (archivo del libro "Los Cisnes")
Foto: Web del Swansea (archivo del libro "Los Cisnes")
Foto: Cedida por Óscar García exclusivamente para Libro "Los Cisnes"
Axel Torres, periodista de Radio Marca y Gol Televisión (especialista en fútbol internacional referente en España), y Jordi López, uno de los protagonistas de "Los Cisnes", ya tienen el libro.
El lunes 30 de septiembre, a las 19:00 horas, se presentó "Los Cisnes" en el Sports Bar en Las Ramblas. Con Emilio Sánchez (Libros del KO), el autor Pablo Gómez, el periodista Axel Torres y el exfutbolista del Swansea Jordi López. Gracias a los participantes por su esfuerzo y también a todos los asistentes.
Este lunes, día 30 de septiembre, se presenta el libro "Los Cisnes" en Barcelona. A partir de las 19:00 horas, en el Sports Bar de Las Ramblas, el ex futbolista del Swansea Jordi López y el periodista Axel Torres (GolT y Radio Marca) acompañarán al autor Pablo Gómez y a Emilio Sánchez (Libros del KO). Estáis todos invitados.
El jueves 19 de septiembre el diario Marca, en su edición digital, publicó una reseña de "Los Cisnes". Gracias a Fernando Llamas, que entre otras cosas, asegura que el libro es "un ejercicio periodístico ejemplar".
Algún aficionado ha aprovechado el Valencia-Swansea para regresar del hotel de concentración del equipo galés con la firma de los cinco jugadores de la actual plantilla que son protagonistas del libro: Pablo Hernández, Cañas, Michu, Chico y Rangel. Gracias por hacernos llegar la foto vía twitter (a @LibroLosCisnes).
-Lugar: Barcelona (ubicación pendiente de confirmación)
-Hora: 19:00 horas
-Participantes: Pablo Gómez (autor), Axel Torres (periodista de GolT y Radio Marca), Emilio Sánchez (Libros del KO), Jordi López (exfutbolista del Swansea y actual jugador del Llagostera)
El sábado 14 de septiembre el FNAC de Parque Principado, en Oviedo, acogió la presentación del libro "Los Cisnes". El autor y Emilio Sánchez (Libros del KO) participaron en el acto. Gracias a todos los asistentes.
El jueves 12 de septiembre tuvo lugar en Madrid la presentación de "Los Cisnes" en la librería 'La Central'. Albert Serrán, uno de los protagonistas del libro, participó en el acto junto al autor y a Emilio Sánchez (Libros del KO). Gracias a todos los asistentes.
Albert Serrán, uno de los protagonistas de "Los Cisnes" y actual futbolista del Alcorcón, ya tiene el libro. Gracias a Albert por su ayuda y por su participación en la presentación de Madrid.
+JUEVES 12 DE SEPTIEMBRE
-Lugar: Madrid (Librería La Central)
-Hora: 19:30 horas
-Participantes: Pablo Gómez (autor), Emilio Sánchez (Libros del KO), Albert Serrán (exfutbolista del Swansea y actual jugador del Alcorcón) y más invitados pendientes de confirmación
-LINK CON INFORMACIÓN DEL EVENTO
+SÁBADO 14 DE SEPTIEMBRE
-Lugar: Oviedo (Fnac Parque Principado)
-Hora: 19:00 horas
-Participantes: Pablo Gómez (autor), Emilio Sánchez (Libros del KO) y más invitados pendientes de confirmación
-Lugar: Barcelona (ubicación pendiente de confirmación)
-Hora: 19:00 horas
-Participantes: Pablo Gómez (autor), Axel Torres (periodista de GolT y Radio Marca), Emilio Sánchez (Libros del KO), Jordi López (exfutbolista del Swansea y actual jugador del Llagostera)
El periódico asturiano 'La Nueva España' publica en su edición del lunes 2 de septiembre una entrevista con el autor de "Los Cisnes". Gracias a Verónica González.
Àngel Rangel, el jugador español que más veces ha vestido la camiseta del Swansea y autor de un Diario personal en "los Cisnes", ya tiene el libro. Gracias Àngel por tu implicación con el proyecto y por ser una persona excepcional.
El lunes 12 de agosto, la Librería GIL de Santander -un espacio con mucho encanto- acogió la segunda presentación del libro "Los Cisnes". Emilio, de Libros del KO, fue el anfitrión de una charla agradable ante numerosos asistentes, entre ellos una pareja que no dudó en hacer un viaje de ida y vuelta desde Burgos. Gracias a todos.